Salmos 91:2 es una declaración de confianza en Dios como nuestro refugio seguro. En tiempos de incertidumbre, temor o dificultad, podemos aferrarnos a la verdad de que Él es nuestra esperanza y fortaleza.
Un castillo es un lugar seguro, un refugio contra el enemigo. Así es Dios para quienes confían en Él: un escudo protector donde encontramos paz y seguridad.
Hoy, sin importar las circunstancias, declara con fe: “Dios es mi esperanza y mi fortaleza, en Él confiaré”. ¡Él nunca falla y siempre cuida de sus hijos!
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