Efesios 6:10 nos recuerda que nuestra verdadera fuerza no proviene de nosotros, sino del Señor. Muchas veces intentamos enfrentar las dificultades con nuestras propias capacidades y terminamos agotados. Pero Dios nos invita a fortalecernos en Él y en el poder de su fuerza.
Cuando nos apoyamos en Dios, recibimos la fortaleza para resistir cualquier batalla. Su poder es infinito y nos equipa para vencer cualquier prueba.
No dependas de tus propias fuerzas, sino confía en el Señor. En su poder, encontrarás la fortaleza para seguir adelante.
¡Él nunca te fallará!