Romanos 15:5 nos recuerda que Dios es la fuente de paciencia y consuelo, y que desea que vivamos en unidad, reflejando el carácter de Cristo. En un mundo donde las diferencias pueden separarnos, el llamado es a buscar la armonía y el amor entre hermanos en la fe.
La verdadera unidad no significa pensar igual en todo, sino tener el mismo sentir en Cristo: un corazón lleno de amor, humildad y servicio. Cuando buscamos a Dios, Él nos capacita para vivir en paz con los demás.
Pidamos al Señor que nos ayude a ser instrumentos de unidad, mostrando paciencia y amor en todas nuestras relaciones. ¡En Cristo, somos un solo cuerpo!
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